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ТПП исп лекции и материалы / Учебник тпп исп 4 curso 2 lengua.docx
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Los géneros literarios

Atendiendo a sus semejanzas temáticas y formales, así como a la intención de sus autores, la tradición ha clasificado las obras literarias en géneros que actúan como modelos, tanto para los escritores como para los lectores, y que se agrupan en cuatro grandes categorías:

■ El género épico o narrativo: agrupa las obras que narran historias y en las que el autor muestra la realidad exterior, la historia o los sucesos fantásticos. Originariamente los textos épicos se escribían en verso, pero modernamente su expresión más usual es la prosa. En este género se agrupan:

MODALIDAD

DEFINICIÓN

Epopeya

Narra acciones memorables y hazañas de héroes, como la Odisea y la Ilíada.

Cantar de gesta

Relata acciones de héroes nacionales medievales, como el Mió Cid.

Romance épico

Es una variante medieval de los cantares de gesta con versos más cortos y regulares y con los mismos temas de aquéllos.

Novela

Es una narración extensa, de estructura compleja y cargada de acontecimientos, acciones y personajes.

Cuento

Es una narración breve de sucesos fantásticos, originariamente de carácter popular y anónimo y, más modernamente, recuperada por los autores cultos.

Biografías y memorias

Son textos de carácter narrativo e histórico en los que se relatan los acontecimientos de la vida de un personaje ilustre o, de modo autobiográfico, las vivencias de la misma persona que las relata.

Diario

Se relata lo sucedido día a día a un personaje real (diario íntimo) o ficticio (diario literario).

Leyenda

Es una variedad de relato, unas veces oral y otras escrita, en la que se mezclan elementos históricos, fantásticos y folclóricos con abundantes dosis de misterio.

■ El género lírico o poético: recrea los sentimientos y actitudes internas del escritor. El término poesía procede del griego poíesis, que significa «construcción», «creación». Inicialmente se estableció la distinción entre poesía lírica, dramática y épica. La implantación progresiva de la prosa en los géneros narrativo y dramático, ha dado paso a la asociación entre poesía y lírica. Las modalidades líricas más destacadas son:

MODALIDAD

DEFINICIÓN

Himno, canción y oda

Son tres variantes de un tipo de poemas de alabanza, de carácter religioso en unos casos, amoroso en otros, o de exaltación de hechos y personas en otros.

Elegía

Expresa sentimientos de dolor ante realidades como la muerte o cualquier acontecimiento digno de ser llorado.

Égloga

Es una composición poética que generalmente se presenta en forma dialogada. Trata de sentimientos amorosos y transmite una visión idealizada del campo y de la vida pastoril.

Sátira

Es una composición poética, aunque puede adoptar otras formas, con la que se pretende ridiculizar o censurar a determinadas personas, conductas o actitudes.

Villancico

Es una composición de corte tradicional y de estructura métrica fija que trata temas diversos. Este tipo de composición fue muy cultivado en los siglos XV y XVI, tanto para temas sacros como profanos.

Romance

Esta composición estrófica de carácter tradicional y épico, también puede tener un tono lírico. Su estructura métrica ha servido a muchos poetas modernos: Machado, M. Hernández, Lorca, Alberti...

■ El género dramático o teatral: Este género agrupa a todas aquellas obras que han sido escritas para ser representadas, escenificando una historia mediante personajes que actúan y dialogan entre sí ante el público. La representación se completa con elementos de realización como la tramoya, la música, el vestuario, las luces, etc. Este género tiene su origen en ritos remotos de carácter mágico-religioso. Puede adoptar las siguientes formas:

MODALIDAD

DEFINICIÓN

Tragedia

Escenifica un conflicto trágico entre el héroe y el destino, con desenlace fatal.

Comedia

Representa aspectos festivos o jocosos de la realidad con un desenlace feliz.

Drama

Escenifica conflictos humanos en los que se entremezclan situaciones tristes y alegres. El desenlace puede ser también trágico o feliz; por eso se conoce también como tragicomedia.

Auto sacramental

Es una representación de carácter religioso y con personajes alegóricos: la fe, la virtud, el bien...

Farsa

Representa aspectos de la realidad de forma burlesca.

Paso y entremés

Son variantes de teatro breve y popular que servían para acompañar el inicio o intermedio de obras más amplias.

Sainete

Es una obra breve de carácter cómico con personajes populares.

Opera, zarzuela y revista

Son modalidades

en las que se combinan la escenificación y la música.

■ El género didáctico: reúne los textos destinados a adoctrinar y transmitir una enseñanza. Destacan entre sus modalidades:

MODALIDAD

DEFINICIÓN

Ensayo

Es un tratado mediante el que el autor transmite sus teorías o conocimientos sobre un tema determinado. La calidad expresiva de muchos autores de ensayos ha elevado este género a la categoría de obra literaria.

Epístola o carta

Es una modalidad de texto expositivo dirigido a una persona real o ficticia, con la que su autor pretende moralizar o criticar.

Fábula

Es una modalidad de cuento, tradicionalmente en verso y protagonizado por animales personificados, con los que el autor nos transmite una enseñanza moral.

TEXTO 1

Era todo silencio en torno mío, y al borde de mi cama una sombra estaba en vela. Abrí los párpados en la vaga oscuridad y la sombra se acercó solícita: Unos ojos aterciopelados, compasivos y tristes, me interrogaron:

—¿Sufre mucho, señor?

Eran los ojos de la niña, y al reconocerlos sentí como si las aguas de un consuelo me refrescasen la aridez abrasada del alma. Mi pensamiento voló como una alondra rompiendo las nieblas de la modorra donde persistía la conciencia de las cosas reales, angustiada, dolorida y confusa. Alcé con fatiga el único brazo que me quedaba, y acaricié aquella cabeza que parecía tener un nimbo de tristeza infantil y divina. Se inclinó besándome la mano, y al incorporarse tenía el terciopelo de los ojos brillante de lágrimas. Yo le dije:

—No tengas pena, hija mía.

Hizo un esfuerzo para serenarse, y murmuró conmovida:

—¡Es usted muy valiente!

Yo sonreí un poco orgulloso de aquella ingenua admiración:

—Ese brazo no servía de nada.

La niña me miró, con los labios trémulos, abiertos sobre mí sus grandes ojos como dos florecillas franciscanas de un aroma humilde y cordial. Yo le dije deseoso de gustar otra vez el consuelo de sus palabras tímidas:

—Tú no sabes que si tenemos dos brazos es como un recuerdo de las edades salvajes, para trepar a los árboles, para combatir con las fieras... Pero en nuestra vida de hoy, basta y sobra con uno, hija mía... Además, espero que esa rama cercenada servirá para alargarme la vida, porque ya soy como un tronco viejo.

La niña sollozó:

—¡No hable usted así, por Dios! ¡Me da mucha pena!

La voz un poco aniñada se ungía con el mismo encanto que los ojos, mientras en la penumbra de la alcoba quedaba indeciso el rostro menudo, pálido, con ojeras. Yo murmuré débilmente, enterrada la cabeza en las almohadas:

—Habíame, hija mía.

Ella repuso ingenua y casi riente, como si pasase por sus palabras una ráfaga de alegría infantil:

—¿Por qué quiere usted que le hable?

—Porque el oírte me hace bien. Tienes la voz balsámica.

La niña quedóse un momento pensativa y luego repitió, como si buscase en mis palabras un sentido oculto:

—¡La voz balsámica!

Y recogida en su silla de enea, a la cabecera de mi lecho, permaneció silenciosa, pasando lentamente las cuentas del rosario. Yo la veía al través de los párpados flojos, hundido en el socavón de las almohadas que parecían contagiarme la fiebre, caldeadas, quemantes. Poco a poco, volvieron a cercarme las nieblas del sueño, un sueño ingrávido y flotante, lleno de agujeros, de una geometría diabólica. Abrí los ojos de pronto, y la niña me dijo:

—Ahora se fue la Madre Superiora. Me ha reñido, porque dice que le fatigo a usted con mi charla, de manera que va usted a estarse muy callado.

Hablaba sonriendo, y en su cara triste y ojerosa, era la sonrisa como el reflejo del sol en las flores humildes, cubiertas de rocío. Recogida en su silla de enea, me fijaba los ojos llenos de sueños tristes. Yo al verla sentía penetrada el alma de una suave ternura, ingenua como amor de abuelo que quiere dar calor a sus viejos días consolando las penas de una niña y oyendo sus cuentos. Por oír su voz, le dije:

—¿Cómo te llamas?

—Maximina.

—Es un nombre muy bonito.

Me miró poniéndose encendida, y repuso risueña y sincera:

—¡Será lo único bonito que tenga!

—Tienes también muy bonitos los ojos.

—Los ojos podrá ser... ¡Pero soy toda yo tan poca cosa!...

—¡Ay!... Adivino que vales mucho.

Me interrumpió muy apurada.

—No, señor, ni siquiera soy buena.

Tendí hacia ella mi única mano:

—La niña más buena que he conocido.

—¡Niña!... Una mujer enana, Señor Marqués. ¿Cuántos años cree usted que tengo?

Y puesta en pie, cruzaba los brazos ante mi, burlándose ella misma de ser tan pequeña. Yo le dije con amable zumba:

—¡Acaso tengas veinte años! Me miró muy alegre:

—¡Cómo se burla usted de mí!... Aún no tengo quince años, Señor Marqués... ¡Si creí que iba usted a decir doce!... ¡Ay, que le estoy haciendo hablar y no me prohibió otra cosa la Madre Superiora!

Sentóse muy apurada y se llevó un dedo a los labios al tiempo que sus ojos demandaban perdón. Yo insistí en hacerla hablar:

—¿Hace mucho que eres novicia?

Ella sonriente, volvió a indicar el silencio: Después murmuró:

—No soy novicia: Soy educanda.

Y sentada en la silla de enea quedó abstraída. Yo callaba, sintiendo sobre mí el encanto de aquellos ojos poblados por los sueños. ¡Ojos de niña, sueños de mujer! ¡Luces de alma en pena en mi noche de viejo!

Ramón del Valle-Inclán, “Sonata de Invierno”

LAS TAREAS:

  1. Traduzca el texto al ucraniano por escrito.

  2. Haga el análisis del texto según el modelo 1 dado en la pájina....

  3. Haga el resumen del fragmento en forma narrativa.

  4. Busque todos los recursos literarios y reúna todos los casos que encuentres.

  5. Lea con atención la siguiente frase: «La voz un poco aniñada se ungía con el mismo encanto que los ojos...» ¿Pueda explicar su significado?

TEXTO 2

ADELA. (Sobrecogida.)—¿Qué dices?

LA PONCIA.—Lo que digo, Adela.

ADELA.-—¡Calla!

LA PONCIA. (Alto.)—¿Crees que no me he fijado?

ADELA.—¡Baja la voz!

LA PONCIA.—¡Mata esos pensamientos!

ADELA.—¿Qué sabes tú?

LA PONCÍA.—Las viejas vemos a través de las paredes. ¿Dónde vas de noche cuando te levantas?

ADELA.—¡Ciega debías estar!

LA PONCIA.—Con la cabeza y las manos llenas de ojos cuando se trata de lo que se trata. Por mucho que pienso no sé lo que te propones. ¿Por qué te pusiste casi desnuda con la luz encendida y la ventana abierta al pasar Pepe el segundo día que vino a hablar con tu hermana?

ADELA.—¡Eso no es verdad!

LA PONCIA.—No seas como los niños chicos. ¡Deja en paz a tu hermana, y si Pepe el Romano te gusta, te aguantas! (ADELA llora.) Además, ¿quién dice que no te puedes casar con él? Tu hermana Angustias es una enferma. Esa no resiste el primer parto. Es estrecha de cintura, vieja, y con mi conocimiento te digo que se morirá. Entonces Pepe hará lo que hacen todos los viudos de esta tierra: se casará con la más joven, la más hermosa, y ésa serás tú. Alimenta esa esperanza, olvídalo, lo que quieras, pero no vayas contra la ley de Dios.

***

BERNARDA. Niña, dame el abanico.

ADELA. Tome usted. (Le da un abani­co redondo con flores rojas y verdes.)

BERNARDA. (Arrojando el abanico al suelo.) ¿Es este el abanico que se da a una viuda? Dame uno negro y apren­de a respetar el luto de tu padre.

MARTIRIO. Tome usted el mío.

BERNARDA. ¿Y tú?

MARTIRIO Yo no tengo calor.

BERNARDA. Pues busca otro, que te hará falta. En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Hacemos cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas. Así pasó en ca­sa de mi padre y en casa de mi abue­lo. Mientras, podéis empezar a bor­dar el ajuar. En el arca tengo veinte piezas de hilo con el que po­dréis cortar sábanas y embozos. Magdalena puede bordarlas.

MAGDALENA. Lo mismo me da.

ADELA. (Agria.) Si no quieres bordar­las irán sin bordados. Así las tuyas lucirán más.

MAGDALENA. Ni las mías ni las vuestras. Sé que yo no me voy a casar. Prefiero llevar sacos al molino. To­do menos estar sentada días y días en esta sala oscura.

BERNARDA. Eso tiene ser mujer.

MAGDALENA. Malditas sean las mujeres.

BERNARDA. Aquí se hace lo que yo mando. Ya no puedes ir con el cuento a tu padre. Hilo y aguja para las hem­bras. Látigo y mula para el va­rón. Eso tiene la gente que nace con posibles.

(...)

(Se oyen unos campanillos lejanos como a través de varios muros.)

MAGDALENA. Son los hombres que vuelven del trabajo.

MARTIRIO. ¡Con este sol!

ADELA. (Sentándose.) ¡Ay, quién pu­diera salir con ellos a los campos!

MAGDALENA. (Sentándose) ¡Cada clase tiene que hacer lo suyo!

MARTIRIO. (Sentándose) ¡Así es!

AMELIA. ¡Ay!

LA PONCIA. No hay alegría como la de los campos en esta época. Ayer de ma­ñana llegaron los segadores. Cua­renta o cincuenta buenos mozos.

MAGDALENA. ¿De dónde son este año?

LA PONCIA. De muy lejos. Vinieron de los montes ¡Alegres! ¡Como árbo­les quemados! ¡Dando voces y arro­jando piedras! Anoche llegó al pueblo una mujer vestida de lentejuelas y que bailaba con un acordeón, y quince de ellos la contrataron para lle­vársela al olivar. Yo los vi de lejos. El que contrataba era un muchacho de ojos verdes, apretado como una gavilla de trigo.

AMELIA. ¿Es eso cierto?

ADELA. ¡Pero es posible!

LA PONCIA. Hace años vino otra de estas y yo misma di dinero a mi hijo mayor para que fuera. Los hombres necesitan estas cosas.

ADELA. Se les perdona.

AMELIA. Nacer mujer es el mayor castigo.

MAGDALENA. Y ni nuestros ojos si­quiera nos pertenecen.

(Se oye un cantar lejano que se va acercando)

LA PONCIA. Son ellos. Traen unos cantos preciosos.

AMELIA. Ahora salen a segar.

CORO. Ya salen los segadores en busca de las espigas; se llevan los corazones de las muchachas que miran.

Federico García Lorca, fragmentos de “La casa de Bernarda Alba”

LAS TAREAS: