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ТПП исп лекции и материалы / Учебник тпп исп 4 curso 2 lengua.docx
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01.07.2020
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Viéndose ya tan galana,

salto por una ventana

al tejado de un vecino,

y de allí tomo el camino

para volver a Tetuán...

vio se la señora mía

en la amable compaña

de tanta mona desnuda,

y cada cual la saluda

como a un alto personaje

admirándose del traje

y suponiendo seria

mucha la sabiduría

de petimetre animal...

la directora marchando

con las huestes de su mando

perdió, no solo el camino

sino, lo que es más, el tino...

Por poco no queda mona

a vida con la intentona

y vieron por experiencia

que la ropa no da ciencia.

Pero sin ir a Tetuán

También acá se hallaran

Monos que, aunque se vistan de estudiantes

Se han de quedar lo mismo que eran antes.

El Cabrito y El Lobo

  Al salir la cabra de su establo encargó a su hijo el cuidado de la casa, advirtiéndole el peligro de los animales que rondaban por los alrededores con intención de entrar a los establos y devorar los ganados. No tardó mucho en llegar el enemigo: ¡Un lobo horrible, amiguitos míos, un lobo!, que imitando la voz de cabra llamó cortésmente a la puerta para entrar. Al mirar el cabrito por una rendija vio al feroz carnicero y, sin intimidarse le dirigió el siguiente discurso: - Bien sé que eres nuestro mayor adversario y que, imitando la voz de mi madre, pretendes entrar para devorarme. Puedes marcharte, odiado animal, que no seré yo quien te abra la puerta. 

Sigue el consejo de tus padres y vivirás feliz toda la vida

  El Hombre y La Culebra

  Un hombre, pasando por un monte, encontró una culebra que ciertos pastores habían atado al tronco de un árbol, y, compadeciéndose de ella, la soltó y calentó. Recobrada su fuerza y libertad, la culebra se volvió contra el hombre y se enroscó fuertemente en su cuello. El hombre, sorprendido, le dijo: - ¿Qué haces? ¿Por qué me pagas tan mal? Y ella respondió: - No hago sino obedecer las leyes de mi instinto. Entretanto pasó una raposa, a la que los litigantes eligieron por juez de la contienda. - Mal podría juzgar - exclamó la zorra -, lo que mis ojos no vieron desde el comienzo. Hay que reconstruir los hechos. Entonces el hombre ató a la serpiente, y la zorra, después de comprobar lo sucedido, pronunció su fallo. - Ahora tú - dirigiéndose al hombre, le dijo -: no te dejes llevar por corazonadas, y tú - añadió, dirigiéndose a la serpiente -, si puedes escapar, vete.

Atajar al principio el mal, procura; si llega a echar raíz, tarde se cura.

Pueblos de brujos

En un pueblo llamado Llano Tlacuache vivía una viuda con su hijo. Una vez, la mujer estaba lavando en el río; su hijo estaba nadando y jugaba en el agua cuando vio que por allí andaba un animal, que era mitad trucha y mitad camarón. El niño quería atraparlo, pero su mamá lo llamó. —Ven, no juegues por ahí. La señora siguió lavando. Al rato, buscó al niño y no lo encontró. Regresó al pueblo y vinieron muchas gentes a buscarlo por el río y por el bosque. Y no lo encontraron. Tres brujos del pueblo se transformaron, uno en arco iris, otro en sapo y el tercero en cangrejo, y buscaron al niño a lo largo del río. Llegaron a Paso Escalera y preguntaron por él. Estaban seguros de que los brujos de ese pueblo se lo habían robado; pero como éstos no quisieron decirles dónde estaba, se regresaron enojadísimos a su pueblo. Así empezó el pleito. Los brujos de Paso Escalera se prepararon, llamaron a todos los animales del agua: lagartos y peces. Los de Llano Tlacuache llamaron a sus aliados. Y trece brujos que se convertían en rayos fueron a pelear. Estuvieron siete días echando rayos sobre el río y durante siete días hicieron hervir el agua. Así acabaron con los de Paso Escalera. Pero a pesar de todo, nunca encontraron al niño que se había perdido.